viernes, 20 de junio de 2008

Un poco de Historia...

El maravilloso templo se convierte ante los ojos de quienes lo contemplan en un signo de interrogación que exige como respuestas historias profundas capaces de justificar su presencia en esta inmensidad. Los argentinos no acostumbramos aquerencias nuestras tradiciones y recuerdos pero al menos al ver una iglesia como esta, deberíamos preguntarnos como llegó aquí.
El secreto está allí en el campanario, Don Ramón López Lecube hizo labrar en la campana la frase “confortado con la fe cristiana, llegue a estos campos el 8 de noviembre de 1880 en los que labre mi felicidad”
Corría el año 1887, cuando un día Don Ramón y su mayordomo Eduardo Graham, salieron a recorrer estos campos y ya atardecía cuando, de improviso, surgió un grupo de indios que los persiguieron. En la huida Don Ramón aprovechó una gran vizcachera para ocultarse se ocultó; arrojándose mientras fustigaba el caballo una vez más para que este no se detuviera. Así logró salvarse.

Eduardo Graham no tuvo la misma suerte, nunca más se supo de él.
Mientras todo transcurría allí afuera, Don Ramón rezó a Dios y prometió que si se salvaba construiría una Iglesia en ese mismo lugar.
Y aquí está, al cabo de algunos años cumplió la promesa. Para su construcción trajo los mejores materiales de Europa.
Los planos fueron confeccionados por el Arquitecto Pedro Jürguensen.
Fue consagrada a Ntra. Sra. del Carmen, la cual era venerada en el Monte Carmelo en Palestina, en los principios del cristianismo.
Su estilo arquitectónico es una mezcla de románico y gótico.
Hecha toda en ladrillo especial, con granito de las propias canteras del Sr. Lecube.
Su acústica es tan sensible que cualquier sonido imperceptible que interrumpa la paz de su interior se magnifica, silencio para que el hombre pueda escucharse a si mismo y así poder escuchar a Dios.
Sus altares y esculturas fueron realizados con mármol de Carrara, traídos especialmente de Italia. Los santos que coronan los altares son casi de tamaño natural, obras maestras del famoso escultor italiano Caradossi.
Los muebles son de roble macizo, tallados artesanalmente traídos de Italia.
Coronando tanta belleza doce espléndidos vitrales, representado a distintos santos, entre ellos podemos observar en la cúpula principal a: San Alejo, San Rafael, San Ramón, también vemos a San Eduardo en homenaje al mayordomo. Si nos paramos en la puerta principal de acceso se observa en el medio del crucero que ha cedido el piso, según dicen, allí se encontraba la vizcachera.

No hay comentarios: